La desaparición del navegador

El año pasado se dio a conocer una encuesta realizada en una famosa esquina de Nueva York en la que se le preguntaba a los transeúntes si sabían qué era una navegador web y cuál usaban. Muchos contestaron que usaban Google, confundiendo un buscador, un sitio web, con un navegador.

La equivocación acerca de los navegadores no es nueva. Antes se identificaba Internet con el logo de Internet Explorer, éxito logrado tras prácticas sucias de Microsoft para apoderarse con el 98% del mercado de navegadores. ¿Es algo importante que no confundamos al navegador con la web o con un buscador? ¿Es necesario que conozcamos la existencia de esa aplicación, que la reconozcamos y sepamos cómo funciona?

Nuestra epidermis en la Web

Cuando uno aprende CSS (lenguaje para el diseño gráfico de un sitio web) aprende que, por más empeño y trabajo que uno haga, el usuario siempre tendrá la última palabra en cómo se verá el sitio. Básicamente porque quien está mirando la página, tiene derecho de verla como le sea más cómodo. Gracias al navegador, el usuario puede decidir «cómo» ver las páginas. Si no le gustan las letras sans serif, puede decirle que siempre use las serif. O que no descargue las imágenes (algo muy común hace poco tiempo, cuando las conexiones teléfonicas a Internet eran lentas) o no ejecute el javascript.

Cuantas más de nuestras acciones cotidianas transcurren en Internet, nuestro navegador va ganando importancia. A través de él interactuamos con los sitios, es quien guarda los nombres de usuarios y contraseñas de páginas web o quien mantiene la memoria de los sitios que visitamos. Mucha información que seguiremos intercambiando con sitios y servicios como para que esté fuera de nuestro control.

Como parte de una discusión sobre por qué Chrome estaba ganando usuarios entre los desarrolladores, hubo un mensaje de Brendan Eich [1] que me pareció interesante traducir y del que cito partes, porque clarifican las diferencias de objetivos entre Mozilla, como Fundación sin fines de lucro, y otros desarrolladores de navegadores web, con objetivos comerciales.

Además de los costos técnicos, hay un «problema de valores». Mozilla != Google. «Nosotros» no somos «ellos». Creemos que el navegador debe ser más que una ventana casi invisible (o marco de foto) sobre la página o aplicación web. Google promociona Chrome casi como si no estuviera ahí.

Curiosamente, el lanzamiento de la beta de IE9 de Microsoft usaba un lenguaje similar de «un marco casi invisible como navegador», quizás no tan extraño cuando consideras que las dos compañias buscan monetarizar aplicaciones y servicios web basados en las relaciones entre usuarios y el marketing del comportamiento de sus usuarios.

La misión de Mozilla no es solamente sobre innovación y elección, si no también sobre la soberanía y control del usuario sobre su información personal como la posibilidad de elección del navegador. Creemos que el navegador no debe ser invisible. Debe ser nuestro «secretario» de una forma precisa. Es el software en el que debes confiar más que en cualquier sitio web para usar la red.

El navegador puede desvanecerse en algunas tareas del usuario en favor de las «aplicaciones», pero creo que resistirá. Tiene toda tu información, no sólo cookies o información de registro, también el corpus de tu barra asombrosa[2] y otra información de ese estilo. Puede sincronizar esa información (cifrada) para que no la pierdas nunca. Puede mediar con los servicios web. Y puede incorporar interfaces personalizadas a través de complementos e innovaciones dentro de la página que mejoren la experiencia del usuario a lo largo del tiempo comparadas con la mayoría de la aplicaciones web.

Los temas de la sincronización y privacidad muestran que la misión de Mozilla va más allá del navegador, a la nube. Así que, aún si estoy errado, y las aplicaciones reemplazan al navegador, habrá todavía una necesidad de Mozilla y nuestra agenda de «el usuario primero». Pero sin el navegador, con sólo aplicaciones (potencialmente específicas de un SO o dispositivo), será más difícil mediar tan bien como «secretario».

También es muy interesante la nota que Mariano Blejman realizó con Asa Dotzler, de Mozilla y que salió publicada en Página|12.

La importancia de una interfaz

En la presentación de Google TV (un aparato de televisión que se conecta a Internet y nos permite navegar además de ver videos) las imágenes nos muestran el acceso a los sitios web sin ninguna interfaz de navegación[3]. La desaparición total del navegador. Nosotros delante de la web, ya inmersos en ella sin la necesidad de una interfaz para relacionarnos.

El navegador no es solamente una interfaz obsoleta creada cuando la web comenzaba. El navegador nos brinda mucha información sobre las páginas que estamos viendo (como por ejemplo la url a la que nos lleva un enlace, para que podamos de forma rápida saber si es un enlace digno de seguir o no).

Si no conocemos (y no tenemos forma de conocer) como se realiza la interacción entre el dispositivo y las páginas web, corremos el riesgo de que la información que intercambien sea mucho mayor de lo que queremos. El negocio en la web no está en vender aplicaciones o cobrar el acceso a determinado contenido. Hasta ahora nadie logró hacer dinero de esa forma en la web.

El dinero se hace con la publicidad. Y qué mejor que conocer los gustos y perfil de los usuarios de un dispositivo, registrando sus búsquedas, los programas que mira y en qué horarios. La web es un medio maravilloso de creación, que expande las posibilidades de crear nuevo contenido, facilitando que cualquiera pueda hacerlo. Pero también puede convertirse en un campo fundamental para conocer información sobre los usuarios/ciudadanos.

Es por eso que debemos sostener la importancia de los navegadores como herramientas para filtrar qué de nuestra información personal initercambiamos con los sitios web, de qué forma y con cuales sitios deseamos intercambiarla.

PD: Este post en el sitio Techcrunch cuenta algunas proyecciones sobre los servicios centralizados de google y la posibilidad de un navegador de facebook

[1] Brendan Eich es el creador de JavaScript y trabaja en Mozilla http://en.wikipedia.org/wiki/Brendan\_Eich [2] La barra asombrosa es cómo se denominó a la funcionalidad que ganó la barra de navegación desde Firefox 3, ya que facilita el acceso y recordar direcciones web en las que hemos estado. [3] Aunque las imagenes sean publicitarias y finalmente tenga una interfaz, el objetivo seguiría siendo el mismo. [4] La foto del comienzo es del usuario Marc_Smith de Flickr y tiene una licencia Creative Commons