No es el Jetlag, es el edredón

El evento empezaba en algo menos de una hora. Brian y yo llegábamos al edificio antes que el resto, y por el otro lado llegaba George, nuestro jefe, con un café en la mano. En Berlín hacía calor, aún a esa hora temprana de la mañana.

Los saludos del caso, y la pregunta que me hacen siempre que viajo muchas horas: ¿cómo dormiste?. «no muy bien» fue mi respuesta poco alentadora.

-El Jetlag es muy molesto acotó Brian.

-No es el jetlag, es esta extraña forma de no hacer la cama que tienen los europeos, dije.

Eso le pareció interesante a George y me pidió una explicación. Acá va, para los que aún no han tenido la fortuna de viajar por alguno de los países de Europa.

Cuando uno entra a un hotel o AirBnB descubre rápidamente que la cama tiene un cobertor al que los argentinos llamamos acolchado (o parecido al acolchado). Hasta ahí todo bien.

El desconcierto llega cuando nos acostamos y no encontramos sábanas debajo de ese acolchado. El acolchado es lo único que tenemos. Y encima no va sujetado a ninguna parte de la cama, cada movimiento del cuerpo nos pone en peligro de quedar destapados en invierno.

Cuando investigamos, nos enteramos que eso se llama edredón y que, citando a la wikipedia:

es un tipo de cubierta compuesta por una funda suave, tradicionalmente rellena de plumón o material sintético, que se utiliza en la cama como manta. Hoy en día, los edredones también se llenan de lana o fibras artificiales como poliéster.
Los edredones sintéticos no son calurosos, por lo que se recomiendan para habitaciones con calefacción o para entretiempo.
Al mantener las plumas el calor del cuerpo, los edredones naturales son recomendables para habitaciones frías y climas poco calurosos.
En las camas equipadas con edredones, el colchón se cubre con una sábana bajera y encima se coloca el edredón.

Y resulta que fueron inventados en algún lugar campestre de Europa, quizás por los nórdicos, y usaban las plumas de un pato, que aislaba mucho del frío.

Y verdaderamente es efectivo. Abriga mucho, aunque en principio no parezca.

El problema es que es lo único que le ponen a la cama, así estemos en invierno o verano. Un vago como yo entiende la gran utilidad de no tener que hacer la cama, estiramos el edredón y yastá. Pero hasta un vago como yo prefiere tener que hacer la cama a estar despertándose cada dos horas inundado en sudor o cagado de frío.

Para colmo, parece que no ha llegado la tecnología de las persianas a estos países, así que unas cortinas es todo lo que ponen para enfrentar al sol, que las vence tranquilamente cada mañana.

No seré yo el primero en negar el valor de las tradiciones, pero creo que ya es hora que le agreguen sábanas a sus camas, amigos europeos.