Orsai es código libre

El martes 28 de diciembre se presentó formalmente el primer número de Orsai, la revista editada por Hernán Casciari y el Chiri Basilis en el Estadio de la Liga Mercedina de Fútbol, Mercedes, Provincia de Buenos Aires. Hasta allí fui manejando junto a cuatro personas que conocí personalmente diez minutos antes de subirme al auto, y por mail apenas unos días antes. Cuál procesión, muchos habitantes de Argentina (y al menos uno de Uruguay, también vi una bandera mexicana) hicimos esos ciento y pico de kilómetros para sentarnos en la verde grama a escuchar a dos tipos a los que, al menos yo, sólo conocía por los escritos de uno, Hernán Casciari.

[caption id=“attachment_693” align=“aligncenter” width=“300” caption=“Escuchando en el pasto”]Escuchando en el pasto[/caption]

Orsai es un proyecto extraño y querible. Nace como una reivindicación de la amistad y de la lectura en papel (este primer número es de más de doscientas páginas, impresas en un papel de alto gramaje) que solo pudo ser organizada gracias a la Web. Un proyecto que es posible por el apoyo de una comunidad de personas que, aunque sea poniendo el dinero para que se produzca, se siente parte de la creación. Una revista sin publicidad, sin intermediarios, de los autores/editores al lector. El mejor proyecto Peer to peer que conozco que produzca algo no digital.

Quienes participamos en proyectos comunitarios sabemos que la parte más difícil es crear y mantener la comunidad. Las personas que participan de una comunidad dan todo de si pidiendo muy poco en retribución: honestidad. Contribuyen a un proyecto porque creen en él. Todos los que participamos en Mozilla queremos un gran navegador web que nos de herramientas para mejorar nuestra experiencia en la web. Todos los que participamos en Orsai (aún como compradores) queríamos una revista honesta. Y creímos en Hernán y el Chiri. Con esa confianza ganada a través de años de escribir en un blog y ser coherente con lo que escribía, Hernán Casicari construyó la comunidad que iba a apoyarlo en su proyecto.

La tapa del primer número presenta a un personaje, según contó Hernán en la presentación, que todos queremos que desaparezca: el intermediario, el que saca el 15% sin hacer nada, según lo definió él. Eso es posible en gran medida, gracias a la web. La web permite que la relación entre el creador y quien disfruta de la creación sea directa. Obviamente no es fácil, ni es posible para alguien que de la nada quiere crear una revista. Pero ningún modelo es bueno para esa persona. Y seguramente ante el éxito del modelo (modelo de producción de código libre, como definió en la charla, porque cualquiera puede ver cómo lo hicieron) saldrán algunos a imitarlos, alguna empresa de alfajores creará una versión especial pagada previamente por quienes quieran esa extraña mezcla de alfajor banana split. Pero ya no será un éxito. El éxito está en lograr la comunidad, en que desconocidos crean en la coherencia del discurso y apuesten.

La presentación en Mercedes fue increíble. Tanto que de tan extraña (viajar con desconocidos, estar en una ciudad y lugar desconocidos, comer pizzas y escuchar a Osvaldo Principi, volver dos horas después y llegar a la ciudad e ir a dormir) al otro día no sabía si había pasado o había sido un sueño. Hubo presentaciones que pueden leerse en el blog, hubo exposiciones de alguno de los autores que escriben en la revista, charlas post presentación con cualquiera que estuviera dando vueltas. Y hubo preguntas. Algunas de ellas pedían de Hernán y el Chiri respuestas sobre cómo extrapolar su disfrute al resto del mundo. Como lograr que cada uno tenga su iluminación Orsai, su proyecto embudo que justificara y alegrara la vida.

Nunca me sonó más sincero Hernán que en ese momento, cuando afirmaba algo y se desdecía, intentando explicar lo inexplicable. Intentando ayudar cuando es casi imposible. Entre todos sus intentos de respuesta, escondido en los intersticios de su discurso, podía encontrarse una respuesta: no importa qué estés haciendo, si lo vivís, si lo transitás, te ayudará en el futuro. Todos los momentos, vividos con el cuerpo, acrecientan las posibilidades de encontrar el proyecto embudo. Ese proyecto en el que sientas que todo lo que hiciste, fue para llegar ahí.

Postdata: [caption id=“attachment_690” align=“aligncenter” width=“300” caption=“El Cuartito, oficina de entrega de Orsai”]El Cuartito, oficina de entrega de Orsai[/caption]

Hoy fui a encontrarme con orsaieros a El Cuartito, además de retirar los ejemplares que había comprado a través del famoso Tonga. Nuevamente fue un placer conocer gente nueva dispuesta a compartir buenos momentos y a creer que los proyectos no necesitan intermediarios que se queden con el 15%.