Terry Pratchett y Griegos Sordos

Desde el año pasado me hice «fanático» de Terry Pratchett y sus libros sobre Mundodisco. Empecé con «Dioses menores», en español, y en mi viaje por EE.UU. leí «Good omen» (escrito por Terry Pratchett junto a Neil Gaiman, otro magnífico escritor) y «Thud!». Son libros que mezclan el humor, la aventura y la crítica, lo que los hace muy recomendables. Para estas navidades regalé «Fausto Eric», y de paso lo leí. Hay un momento donde los personajes conocen una civilización perdida, llamada Tezuma. Uno de ellos quiere ser el Amo del Mundo, y parece que los Tezumanos están ávidos de conocerlo:

Rincewind estudió los bloques cercanos a la estatua. A los Tezumanos les había llevado dos niveles, veinte años y diez mil toneladas de granito explicar lo que pretendían hacer al Amo del Mundo, pero el resultado era, bueno, gráfico. No le iba a quedar ninguna duda de que estaban enfadados. Podría incluso llegar a deducir que se sentían bastante agraviados.

-¿Pero por qué le dan todas esas joyas al principio? -dijo, señalando.

-Bueno, es el Amo -dijo da Quirm-. Se le debe profesar cierto respeto, supongo.

Rincewind asintió. Había una especie de justicia en ello. Si eres parte de una tribu que vive en un pantano en el centro de un bosque húmedo, que no tiene metales, y tiene que cargar con un Dios como Quezovercoatl, y entonces te encuentras con alguien que dice ser el que estaba a cargo de todo el asunto, probablemente querrías tomarte algo de tiempo para explicarle lo increíblemente decepcionado que te sientes. Los Tezumanos nunca habían visto ningún beneficio en la sutilidad al tratar con las deidades.

Cuando lo leí recordé un fragmento de un programa de radio que hace algunos años hicimos con unos amigos, llamado «Griegos sordos». Por suerte, ese fragmento lo habíamos separado para un demo que queríamos presentar en otras radios y finalmente no lo hicimos. Muy posiblemente suba todo el demo después.

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