Guerra de navegadores
El miércoles pasado (17 de septiembre) el diario Critica de la Argentina, en su sitio de Internet publicó una noticia llamativa: «Llegó Explorer 8 y lo podés usar en Criticadigital». Lo llamativo no sólo fue que anunciaran la aparición de un programa que todavía no existe oficialmente (sólo hay versiones de prueba del mismo, y cuando apareció la noticia no estaba disponible en castellano) sino que lo anunciaran como una característica única, cuando Firefox, a través de una extensión, puede sacar provecho de esa funcionalidad. Lo primero que uno puede pensar es que no tienen la obligación de saber que se puede usar en Firefox, pero el hecho es que el webmaster de la página de Crítica ayudó a que la extensión de Firefox funcionara mejor.
A partir de este análisis, no es difícil interpretar esta noticia como un convenio entre Microsoft y el diario. La aparición de nuevos navegadores de Internet y el comienzo de la pérdida de cuota de mercado hizo que Microsoft renovara su software, prestándole atención a los estándares abiertos. Uno de los mayores triunfos de la comunidad de Internet. Algunos llaman a la etapa actual, la segunda guerra de los navegadores. Yo no estoy tan seguro de que lo sea. La primera enfrentó a dos empresas intentando quedarse con el mercado (Microsoft con su Internet Explorer y Netscape con su Netscape Navigator), pero en esta oportunidad, uno de los «competidores» es una Fundación sin fines de lucro, cuyo objetivo no es dejar de lado a los otros navegadores, sino mejorar la relación entre el ser humano e Internet.
Cory Doctorow, escritor de ciencia ficción interesado en Internet y su problemática lo dejó muy claro en un artículo en el diario inglés «The Guardian» a raíz de la aparición de Chrome, el navegador de Google:
Google – y las compañías que anuncian con ellos, que suman contenido a él o compiten con él - pueden hacer más dinero arrogándose el poder de controlar lo que muestra tu navegador o su comportamiento, aún si esto va en contra de tus intereses. Por esta razón, me quedo con Firefox, sin importar lo atractivo que pueda parecer Chrome.
Para quienes lean inglés, hay un post muy interesante sobre qué significa Mozilla (desde un punto de vista personal) en este sitio. Traduzco una parte:
Esta idea, que el código es la Ley (nota de Guillermo Movia: «Code is Law» es un libro de Lawrence Lessig), es profundamente importante. Significa que el software que se escribe puede tener implicancias éticas. Vemos evidencia de esto todo el tiempo, por ejemplo, cuando el iTunes de Apple promociona que la música que les comprás a ellos es tuya, hay evidencias de que —por el código que define como funciona el software— no es exactamente así.
La neutralidad tecnológica es una discusión antigua. Ahora más que nunca, podemos decir que el código que gobierna los productos informáticos que median nuestra vida, no es neutral. No significan lo mismo los objetivos de quién realiza y planifica ese software. No es lo mismo qué empresa es la encargada de mediar entre nosotros y los sitios web que manejan nuestra información. No es lo mismo saber cómo está hecho el software y tener forma de participar en esa construcción (como es el caso de Mozilla) que utilizar un producto que, no sólo no sabemos cómo esta hecho, si no que está construído por empresas cuyo negocio son nuestros datos.