San Pablo
[caption id=“attachment_322” align=“aligncenter” width=“300” caption=“San Pablo desde la ventana”][/caption]
Es raro llegar de noche a una ciudad que no conocemos. Es mucho más fuerte la sesación de ir adentrándonos lentamente en ella. Primero desde el avión, un cielo estrellado en la tierra; las autopistas con sus luces iluminando las eterna hileras de autos y finalmente cuando llegamos a la escala humana del centro. Esbozos de arquitecturas que pensábamos diferentes (no se por qué San Pablo tenía en mi cerebro la fama de edificios grises y cuadrados. Tal vez lo sean, pero no fue esa la primera impresión y será ahora la que me quede).
Casi al mismo tiempo llegaron Bruno y Mitchell, así que rápidamente nos fuimos a cenar a un restaurant egipcio que conocía Bruno, a unas tres cuadras del hotel. Una comida ríquisima, digerida con cerveza y charlas sobre lo abierto y las diferentes etapas de nuestros países. El proyecto de educación ocupa cada vez más tiempo en mi mente y mis charlas. Eso es bueno. Mañana sólo está planificado el encuentro con los LAN Houses y una visita al museo, y después tendré la tarde para pasear y empezar a ver la lista de cosas que me sugirió Anita.
Es increíble la relación de los hoteles brasileros con Internet (de los argentinos no puedo hablar porque no los visito). En la habitación tengo conexión gratis, pero de 64kbs, casi un modem. Por lo menos sirve para recordar esos tiempos no tan lejanos en que Internet era lento. Lo que si tienen es un sistema casi infalible para no dejar luces encendidas por error: las luces sólo se activan con el contacto de la tarjeta/llave.